En ésta segunda entrega me vais a permitir que hable de un tema mucho más serio, pero de gran importancia. No es otro tema que la relevancia del papel del farmacéutico en la observación de la adherencia de los pacientes a su tratamiento.

En estos tiempos que corren, la población está cada vez más envejecida, es más añosa. Nuestra esperanza de vida en unos años superará a la de Japón. Por eso, cada vez hay más pacientes con enfermedades crónicas, pacientes que, si bien son tratados, no son curados. Se ha demostrado que 1/3 de las urgencias en atención primaria tienen que ver con reacciones adversas a medicamentos, ahí es donde debe incidir el farmacéutico en su labor.

Así, por ejemplo, en pacientes tratados con anticoagulantes orales de acción directa, se sabe que entre un 12 y un 20 % toman mal su dosis. Y algunos anticoagulantes que son de toma cada 12 horas, están siendo tomados solo 1 vez al día. Por eso, sobre todo en la primera dispensación de un tratamiento, una pequeña intervención del farmacéutico de 10 a 15 minutos de duración, en los que se dé al paciente una educación sanitaria de su enfermedad y su tratamiento, mejoraría la adherencia del mismo.

En pacientes con EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) la adherencia varía de un 29 a un 56%. Es un margen demasiado amplio y se debe fundamentalmente al desconocimiento del paciente en el manejo de los dispositivos de inhalación. Está en nuestra mano, como profesionales sanitarios, educar en cómo utilizarlos.

En la farmacia observo cómo muchos pacientes aparecen desde primera hora con reacciones adversas como la candidiasis, taquicardias, temblores…debidos a la falta de enjuague, problema que se solucionaría con un buen consejo farmacéutico.

Existe una herramienta muy valiosa y poco conocida por el colectivo médico, para pacientes mayores de 65 años con al menos una enfermedad crónica y polimedicados (tienen de media cuatro patologías) que favorece la adherencia a los tratamientos hasta casi en un 100%. Es el sistema personalizado de dosificación.

El SPD -SISTEMA PERSONALIZADO DE DOSIFICACIÓN–

El sistema personalizado de dosificación o SPD es un servicio farmacéutico por el cual:

  • el paciente recibe la medicación prescrita por su médico
  • preparada por la OFICINA DE FARMACIA bajo la supervisión y verificación de un farmacéutico
  • en dispositivos tipo blíster donde se distribuye la medicación que toma el paciente
  • para un tiempo determinado

Se reacondicionan los medicamentos en sistemas multi-dosis de una forma personalizada para cada paciente. El SPD se aplica a medicamentos con o sin receta, que estén reconocidos por el Ministerio de Sanidad como medicamentos autorizados. Se elabora aplicando normas de buenas prácticas para el uso de medicamentos fuera de su envase original y, como ya hemos dicho, está indicado para pacientes polimedicados. Personas mayores con problemas de organización de medicamentos, personas que viven solas y pacientes discapacitados o con autonomía reducida para administrar la medicación se pueden beneficiar de este servicio.

El paciente, en todo momento, debe estar informado dándole una descripción clara, explicando el manejo con un blíster de prueba, explicándole las ventajas en los resultados del tratamiento por la mejora del cumplimiento, la necesidad de dejar los medicamentos en depósito en la farmacia y con una garantía total de confidencialidad.

Al preparar los SPD, es muy frecuente detectar incidencias como: duplicidad de tratamientos, dosificaciones incorrectas, interacciones, intervalos de administración o duración de tratamientos incorrectos o contraindicaciones en enfermedades crónicas.

Como casos especiales, por ejemplo, dos personas que vivan juntas y puedan tener problemas en la identificación del SPD de cada uno, se puede identificar el dispositivo con la fotografía del enfermo o con algún identificador visual además del nombre. Caso de que sea importante la administración de medicamentos con o sin alimentos, se puede adicionar el pictograma antes o después de comer

Esta herramienta es muy importante si tenemos en cuenta que el 80% del gasto sanitario en España está dedicado a pacientes crónicos, el 50% de los cuales no completa su tratamiento y más del 40% autorregula su medicación, por no hablar de los que hacen “vacaciones terapéuticas”.

Ana Natera Kindelan

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