El objetivo del cuidado de las personas mayores va más allá de solo la atención médico-sanitaria. A veces, el cuidado personal también tiene mucha importancia. Esto es especialmente cierto con respecto al cuidado de la piel en los ancianos. Debido a que se presentan una serie de características especiales, se deben tomar en cuenta unos cuidados especiales.

Queremos hacerte partícipe de esta situación y que tomemos conciencia de los beneficios que supone el cuidado de la piel en las personas mayores.

FUNCIONES DE LA PIEL

La principal función de la piel es evitar la pérdida de agua e impedir la entrada de microorganismos y sustancias nocivas al organismo. Además de todo ello, es la encargada de mantener el equilibrio de la temperatura corporal y es responsable del tacto.

Al llegar a la senectud, la piel sufre una serie de modificaciones que muchas de ellas son visibles a ojo humano, pero otras no, como:

  • Perdida de hidratación y elasticidad
  • Aparición de arrugas
  • Atrofia de las glándulas sudoríparas y sebáceas
  • Disminución de la vascularización, con lo cual más tiempo para la cicatrización
  • Palidez y aumento de las manchas cutáneas, lentigo en manos y cara

A todo ello le sumamos que el grosor y la funcionalidad de las capas de la piel también se alteran.

DIEZ EJES DE MEJORA DE LA PIEL EN LA TERCERA EDAD

Por todo lo antes comentado y para que os sirva, aquí lanzamos una serie de recomendaciones que ayudarán a mantener una piel fuerte y elástica:

  1. No utilizar cualquier jabón. Se recomienda que sea ph neutro y/o contenga avena o almendra. De esta manera se evitará que haya excesiva sequedad en la epidermis
  2. Como complemento al aseo/baño, se recomienda la aplicación de crema hidratante (con lanolina o glicerina). Aplicaciones mediante masajes circulares que favorezcan la absorción. Hay que evitar la fricción en las prominencias óseas en aquellos ancianos encamados, ello favorece la circulación y la impermeabilidad de forma parcial además de brindar a la persona sensación de bienestar y frescura. Utilizar crema solar si existe exposición al sol. Sí es de especial atención las áreas que estén en constante contacto con la cama o silla de ruedas (glúteos y parte posterior de los muslos)
  3. Utilizar toallas suaves para el secado, haciendo especial hincapié en los pliegues cutáneos (submamario), espacios interdigitales y articulaciones (ingles). De esta forma evitamos el exceso de humedad y la proliferación de hongos, además de maceración excesiva de la zona y aparición de heridas.
  4. Alimentación sana y variada. Rica en verduras, frutas y fibra.
  5. En las personas encamadas realizar cambios posturales programados rotando de posición. Durante el día cada 2 horas y durante la noche cada 3-4 horas
  6. Utilización de absorbentes en incontinencias, debiendo ser elásticos y bien ajustados. Cambio del mismo siempre que sea necesario
  7. Aumento de la ingesta de agua, siempre y cuando el medico no lo contraindique. Podemos utilizar diversas presentaciones: líquida, agua gelificada, gelatina…
  8. Evitar el exceso de arrugas en la ropa de cama, ello favorece la aparición de UUPP (ulceras por presión)
  9. Utilizar ropa no ajustada, de algodón 100%. Evitar la utilización de elásticos apretados, ello altera la circulación.
  10. No es aconsejable la utilización de zapatos con cordones ya que aumenta la posibilidad de las caídas. Como consecuencia se daña la piel. Además, los cordones pueden apretar la piel y alterar la circulación.

Todo ello puede hacer que la piel en el anciano viva una de sus mejores etapas. Tener una piel viva, elástica y resistente hace que mejore nuestro bienestar interno y externo, sintiendo una sensación de fuerza ante las alteraciones de la edad.

Javier García Vicente – Enfermero

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